Capitulo 75 Mi dulce droga

*Narra Anna*

-A.a Nueva York?

-Si...necesito n descanso...alejarme de todo...

No digo nada, me giro y me hago la dormida, no me lo creo, a NY?  Soy demasiado cobarde para preguntarle todas las preguntas que se me vienen a la cabeza, aunque técnicamente es mi marido, no soy quien para mandar sobre él, es libre de hacer lo que quiera, pero ya no aguanto, unas veces es el hombre perfecto y otras el mayor capullo, siempre tube dudas sobre si le quería de verdad y se que le quiero pero no para aguantar esto, quiere alejarse de todo, yo se lo pondré más facil. Me levanto de cama con facilidad ya que está durmiendo al otro lado de la cama, recojo mis cosas, todas, es un adios definitivo, o al menos eso espero...sobre la mesa, con letras bien grandes le dejo en un sobre una carta, allí camuflo el motivo de mi huída, no se lo digo, no tengo valor, me voy por miedo a no saber vivir sin él, es mi mayor droga, mi dulce droga, aún con las dudas y con los miedos se que estoy enamorada de él, tal vez sea ese el motivo real, o tal vez no.

En el mueble de la enteada dejo mis llaves, al lado de las de su coche, cruzo la puerta con destino a no se sabe donde. Algún día espero volverlo a ver y que cuando eso ocurra, él aún no me haya olvidado.

*Narra Dani*

Esta es nuestra historia, la historia de una pareja perfefta que no supo afrontar las dificultades de la vida se rindió antes de intentarlo. Ahora ella está por aí buscando "la felicidad", yo era feliz cuando veía su sonrisa, era feliz cuandi la única luz que veía era la que emitían sus ojos, cuando su aire era mi aire, yo era feliz cuando no éramos Anna y Dani, cuando éramos Danna...

Doy vueltas por la habitación, con su carta en mis manos, es lo único que me queda de ella, eso y mis recuerdos, recuerdos que el olvido no quiera poseerlos, quiero que permanezcan toda la vida conmigo, ese es el motivo por el que conté aquí nuestra historia, una historia que no acabó con final feliz, dudo que este sea el final, o tal vez si...

Subo a la terraza, me apoyo sobre la barandilla intentando ver a la gente de la calle, intentando avistar una melena rubia, parezco idiota, son las once y media, las calles de Madrid están abarrotadas de gente, podría estar justo debajo de casa que no la vería. El cielo se nubla, empieza a llover, cada vez llueve más, me meto en casa y me tumbo en el sofá, no tengo ganas de nada, ni de respirar, los ojos se me llenan de lágrimas cada vez que pienso en Anna, no puedo evitarlo, es perfecta, es la chica más perfecta pero ahora ya se que para ella soy solo simplemente uno más, cojo el Iphone y empiezo a ver fotos, fotos suyas durmiendo, fotos nuestras en la playa, en la montaña, en mil y un sitios. Entre lágrimas subo a la habitación a recoger todas mis cosas, en este momento no puedo pasar más tiempo aquí, todo tiene demasiadoa recuerdos, en el bolsillo meto el telefono y el pasaporte, en la maleta, el resto. Cojo las llaves de casa con la esperanza de volver algún día, pero no las mías, cojo las suyas, las de Anna.

En el aeropuerto cojo uno de los billetes con destino hacia NY, vuelo de ida, sin vuelta. El vuelo sale en cinco minutos, cada dos por tres miro el teléfono esperando encontrarme un mensaje, un whats o un algo de ella, soy un iluso, ella me dijo que no iba a volver, que me olvidase de ella, por qué la seguiré esperando? Por qué no la puedo suprimir de mi vida? Como una foto que sacas y queda mal, por qué todo tiene que ser tan complicada? En el vuelo voy escuchando música, reproducción aleatoria, que sea el destino al que una vez más le toque elegir algo y lo eligió, Lady Madrid de Pereza, con cada verso me cae una lágrima más grande que la anterior, la señora que está sentada a mi lado se preocupa por mi.

-Pero muchacho, por qué lloras?

-Por nada señora, por nada...

-No debes llorar por nada! La vida merece una sonrisa, vale la pena ser feliz! -me tiende un pañuelo de tela para secarme las lágrimas.

-Gracias señora... -me seco las lágrimas y la miro a los ojos, debe de tener sobre unos sesenta años más o menos, piel morena y ojos claros.

-No me llames señora por favor, llámame Ana.

-An.Anna? -hago como que lo escribo en la mesa del asiento.

-No, Ana con una sola N.

-Vaya ironía.. -me quedo un rato más hablando con Ana, hasta que se queda dormida, una azafata que pasa me trae un mini bocadillo y me deja una nota "Si vuelves a España llámame 678310439" cuando vuelve a pasar para recoger los envoltorios de plástico me ve el anillo.

-Oh lo siento...te vi tan joven que...en fin, lo siento mucho -avergonzada se va.

El avión aterriza, comienza mi descanso en Nueva York, espero que me sirva de algo...

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