Capitulo 68 Te echaba de menos...

Anna me está llamando, quiero cogerle pero, que le puedo decir? Intento ser valiente y con el altavoz descuelgo.

-Hola Anna...

-Hola Dani...como estás?

-Bien, y tu?

-Aburrida, mis amigas se fueron todas de fiesta y estoy sola en casa.

-Abuela...podrias haber salido y asi te divertias.

-Tambien podria haber estado hoy en Madrid y no huir como una tonta, miedosa.

-Anna no pasa nada, en el fondo me vino bien estar solo.

-Pero si a ti no te gusta estar solo!

-Ya pero esta vez si...jaja

-Estás en casa?

-Si, por?

-Te importa salir a fuera?

-Por? Anna? Anna!? -me colgó, sin entenderlo todo aún muy bien bajo al portal del edificio y alli la veo, le abro la puerta y me abraza.

-Te echaba de menos... -me susurra al oído, respiro el perfume de su pelo, la verdad es que yo también la echaba de menos, la necesitaba a mi lado, con Alicia me divertí mucho pero no es como Anna, nadie es como ella, nadie la puede remplazar ni sustituir, lo que siento cuando estoy con ella es único.

-Yo tambien te echaba de menos cuqui... -una lágrima se me escapa de los ojos.

-Por que lloras? Si lo se no vengo...

-Lo echo de menos...no se si voy a aguantar estar sin él...

-Eres fuerte pequeño, puedes con esto como pudiste con otras muchas cosas -suavemente me deja un beso en los labios- vamos a dentro.

Subimos a la habitación, me hace sentarme en la cama y como un niño pequeño me saca los zapatos y me pone un pijama, me tapa con la colcha y se va, al cabo de un cuarto de hora vuelve con una bandeja llena de patatas fritas y huevos fritos, mi plato favorito, se sienta en la cama, a mi lado dejando la bandeja sobre mis rodillas, empezamos a comer, ella me da de comer a mi y yo a ella.

-Te necesitaba... -la abrazo y me acurruco como un niño pequeño.

-Y yo a ti -me acaricia la nuca.

-Perdoname por echarte la culpa...se que no la tienes...

-En cierto modo si que la tengo...no debí llevarte a Berlín estando tu hermano mal...lo siento mucho pequeño...

-Quiero ir a verle...

-Podemos ir mañana, si quieres.

-Te quiero Simon.

-Y yo a ti Martínez.

Se tumba en la cama y yo a su lado, abrazandome a su barriga, cuando estoy a punto de dormirme suena mi móvil, ella me lo pasa.

-Es una tal Alicia.

-Silencialo, no tengo ganas de hablar con nadie...

A las siete de la mañana salimos hacia a Astorga, esta vez conduce Anna, yo no tengo ganas, tengo miedo de lo que va a suceder, no se como voy a reaccionar, no me gustan esos sitios pero siento que debo hacerlo. En un par de horas llegamos al cementerio de Astorga, con facilidad encuentro donde está enterrado mi hermano, el simple hecho de ver su nombre escrito en la lápida me hace llorar, sentir que deberia de ser yo el que estuviera aí metido, él aún era joven, le quedaban tantas cosas por hacer y tantos momentos por vivir... Me quito mi pulsera de la suerte y la coloco al lado de su nombre, esa pulsera la compramos juntos, en un viaje que hicimos a Ibiza, fue él el que la eligió, la señora de la tienda dijo que traia buena suerte y Nacho insistio en que nos comprasemos una, pero ahora siento que él la va a necesitar más que yo ya que su viaje va a ser mucho más largo.

-Dani empieza a anochecer, creo que es mejor irnos -me agarra de la cintura, le paso mi brazo al rededor de sus hombros.

-Tienes razón, vámonos -empezamos a caminar hacia el coche, se va a montar en el asiento del piloto, pero se lo impido- Peque estás cansada, es mejor que conduzca yo.

-Como quieras -me besa y se acomoda en el asiento del copiloto.

Me siento raro, siento como que ya estoy en paz con él, siento que ya me perdono el no estar aí cuando estaba sufriendo, aunque a partir de ahora vaya de fuerte, siempre que alguien me hable de él se me va a encoger el corazón y se que me va a costar superarlo pero con ella a mi lado lo conseguiré, o eso espero...

Meto el coche en el garaje, me da pena despertar a Anna, como puedo la agarro como si de un bebé se tratase, y con mucho cuidado la subo hasta casa y con mucha más delicadeza aún la meto en la cama y yo con ella.

Me despierto alarmado, sudando y con la respiración acelerada, volví a tener la misma pesadilla de siempre, llevo varias noches en las que no paro de vivir una y otra vez el mismo sueño, Anna me abandonaba, me dejaba solo en la vida y yo no podia hacer nada por impedirlo pero por suerte no era más que un simple sueño, ella sigue a mi lado, más madura que cuando la conocí, ya casi llevamos un año casados, el tiempo pasa demasiado rápido. Me vuelvo a tumbar a su lado y la abrazo, paso mi mano al rededor de su barriga,noto como ella sonrie y aprieta mi mano contra su cintura, con la otra mano le aparto el pelo de la cara y al oído le susurro al oído.

-Cumplamos ese Siempre...

Se gira entre mis brazos y me besa, lentamente, con sentimiento.

-Nunca desee tanto que el tiempo se detuviese.

Y aunque sus deseos no se cumplan nos seguimos besando, con pasión y dulzura, la necesito y mucho, cuelo mis manos dentro de su camiseta y la hago desaparecer junto con sus pantalones, ella hace lo mismo con mi camiseta pero no con mis boxers, se dedica a jugar con la gomita de la cintura, colando sus meñiques dentro de ellos.

-Simon...te necesito... -le susurro al oído mientras le sigo dejando besos en la clavícula que provocan que se le escapen suspiros cada vez mayores, y por fin lo hace, hace que mis boxers se pierdan entre aquellas sábanas, nos hago rodar para colocarme encima, ella me ayuda y apolla las plantas de los pies sobre la cama para facilitarme el trabajo y hago lo que tanto tiempo llevaba deseando, la hago mía.

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